miércoles, 2 de noviembre de 2016

La evaluación como método de aprendizaje


A raíz de cuestionarnos el rol del profesor y la finalidad del sistema educativo, concluimos que era necesario un aprendizaje por competencias. Llegados a este punto, nos preguntamos cómo podemos hacer efectivo ese aprendizaje. La respuesta la encontramos en la evaluación.

Durante mucho tiempo, hemos utilizado el mismo sistema. ¿Por qué tenemos que cambiar ahora la evaluación?

Entendemos que si queremos cambiar la manera de enseñar, enfocando el sistema educativo hacia el aprendizaje por competencias, tenemos que cambiar los incentivos del alumno. En el sistema de enseñamiento tradicional un profesor, al final del periodo de enseñamiento, califica del 0 al 10 la capacidad del evaluado para reproducir en una prueba escrita con preguntas concretas, el máximo número de conceptos existentes en el libro de referencia.
Toni y yo identificamos, a grosso modo, tres aspectos de este sistema evaluativo que impiden el trabajo por competencias deseado, así como la incorporación de conocimientos útiles para el medio y largo plazo.

  1. El agente evaluador es únicamente el profesor, quien identifica de manera unidireccional los errores cometidos por el alumno al realizar la prueba.
  2. Existe únicamente un momento en el que el alumno es evaluado, lo que nos impide saber los conocimientos que éste está adquiriendo a lo largo del proceso de aprendizaje.
  3. La finalidad de este sistema es puramente la de definir si lo plasmado el dia de la prueba se ajusta a la información presente en el libro de texto.

Nosotros mismos, los editores de este blog, tendíamos a pensar que era factible aplicar el metodo tradicional, ya que coincidimos que en la mayor parte de nuestra enseñanza, se nos ha exigido este requisito memorístico. Sin embargo, la inlfuencia de profesionales de la educación como Neus Sanmartí o Jose Luis Castillo, nos han hecho ver la necesidad de cambiarla. La entendemos como una herramienta imprescindible para el trabajo competencial y como el pilar en el que basar un sistema de aprendizaje tan distinto del tradicional.

Queremos ser partícipes de un cambio en el sistema evaluativo que permita el trabajo focalizado en la adquisición de competencias y conocimientos a largo plazo, que sirva además para orientar al profesor sobre cómo los alumnos están percibiendo aquello que enseña y, por lo tanto, ayude a hacer efectivo el aprendizaje, adaptándolo a la capacidad de cada alumno.

Foto: "PISA", por Juan Carlos Mejía. Flikr.

Todo esto es muy bonito, pero ¿es factible?, ¿podemos cambiar la evaluación? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo lo llevamos a la práctica?

Tanto nosotros como nuestros compañeros de clase tenemos un sentimiento de incertidumbre un tanto paralizador. Estamos aprendiendo que el sistema educativo con el que hemos crecido necesita un cambio estructural muy importante y que, en cierto modo, nosotros somos responsables. A la vez, se nos advierte que cambiar la mentalidad de las personas con las que vamos a trabajar, las familias y los propios alumnos, puede resultarnos tremendamente complicado. También sabemos que nos encontraremos con numerosos impedimentos como unos exámenes externos, impuestos por el ministerio de educación, o unas directrices marcadas por parte de nuestro departamento.
Nos han comentado que los tres primeros años de enseñanza es probable que nos tengamos que ceñir al sistema presente en el instituto que nos corresponda. Sin embargo, no estamos dispuestos a que sea así. Enfocando nuestras inquietudes en la evaluación, pensamos que puede ser compatible utilizar un sistema tradicional y dale una vuelta de tuerca hacia un sistema de evaluación más completo.

¿Cómo?

  • De manera cooperativa, mediante actividades de interrelación en el grupo.
  • Invitando a cada alumno a reflexionar sobre el propio aprendizaje.
  • Dedicando gran parte del tiempo a clarificar los objetivos, a estructurar y consolidar los conceptos aprendidos.
  • Orientando cada alumno, haciéndole entender su propio progreso.
  • Teniendo referencias constantes de cómo se están percibiendo los conocimientos que estamos transmitiendo.


Esta puede ser una plantilla muy adecuada para la autoreflexión y la cooperación en el aprendizaje, que lleva implícita una metodología de trabajo muy distinta de la convencional.



Una foto publicada por Tomeu i Toni (@schismisland) el


Como habrán podido comprobar, el factor clave no es corregir la respuesta, sino identificar las dificultades propias que se han tenido para contestar la pregunta. Es fundamental la aportación de los compañeros de clase, que proporcionan un punto de vista externo muy diferente del propio y muy necesario, ya que a todos nos cuesta identifcar los errores que hemos cometido.
A modo conclusivo, coincidimos en que estamos en un momento en el que somos capaces de elegir el dia a dia que queremos vivir como profesores. Si tenemos la voluntad de transmitir conocimientos y valores a todos nuestros alumnos, con la finalidad de conseguir su mayor desenvolupamiento personal posible, debemos atrevernos a enseñar a nuestra manera, mejorando dia a dia como personas y como profesionales.

3 comentarios:

  1. molt be senyors!!
    m'ha agradat molt sa foto, me la quedo com a plantilla!!
    aquestes són les preguntes que s'han de fer als alumnes, ja que que els caigui una nota del cel no te cap sentit, si no saben quins criteris s'han seguit. d'aquesta manera ells es poden autoregular, saben què han aprés i què els ha costat més. quan són avaluats per un company no es senten tan atacats com si nosaltres, experts en la materia que els donam, els posam la nota. ja que (com ens ha ensenyat na Lidia), al ser adolescents creuen més amb l'opinio dels seus iguals i no s'ho prenen com una avaluació o nota, sino com un consell per millorar.
    una cosa que no mha agradat... potser és frikisme filològic és: en toni i jo. dislike!! nosaltres creiem, pensam...etc. però res un mini detall.
    bona feina companys, seguiu així!!

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  2. Está muy claro, chicos. Me ha gustado mucho vuestro enfoque que le habéis dado al aprendizaje. Llevamos demasiado tiempo intentando entender como hacerlo más efectivo, y como habéis destacado en vuestro blog, la respuesta podría estar en empezar a cambiando la evaluación para que se adapten mejor a las competencias. Ya hemos sido víctimas, entre las que yo me siento, de un sistema propedéutico evaluados siempre mediante pruebas escritas sacadas de los libros de texto, la mayoría de ellas muy conceptuales, poco participativas y calificadas únicamente por el docente.
    Me alegro de que nuestra perspectiva de cambio se dirija hacia el mismo punto.
    ¡¡¡Buen trabajo!!!

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  3. Bravo chicos! Me gusta mucho cómo habéis desarrollado esta entrada de blogg, por cuatro diversas razones.

    La primera, es porque se nota que os ha preocupado entender a fondo de qué estamos hablando cuando hablamos de cambiar el sistema de evaluación en Educación como parte de un nuevo modelo de aprendizaje. Estamos hablando de cambiar la piedra angular sobre la que se asienta todo el edificio, la viga maestra que hace posible que todo se mantenga en pie. Y la operativización que hacéis de esto en tres variables concretas (el agente evaluador, el momento de la evaluación y la finalidad de esta), a grosso modo, me parece muy acertada.

    La segunda, es que no os habéis dejado arrastrar por (digámoslo así) la "fuerza del péndulo del cambio de paradigma", esto es, la tendencia humana de, cuando se propone un cambio, negar de forma absoluta el modelo anterior en favor del modelo nuevo. Es seguro que apostáis en ese sentido por un modelo de evaluación más completo que compatibilice la evaluación tradicional con una más adaptada a los tiempos actuales.

    Acto seguido, aportáis como ejemplo de vuestra postura un elemento que en mi opinión es muy específico y valioso, una plantilla que esquematiza una metodología de aprendizaje basada en aspectos como la auto y la co-evaluación, sobre aspectos de la realidad concreta del alumno, lo que facilita que dicho proceso se convierta efectivamente en algo aprovechable desde el punto de vista del conocimiento adquirido con ello, y que no se convierta en lo que vulgarmente llamamos "otro tostón". El dar sentido personal al aprendizaje, haciendo partícipe al alumno de su análisis es una buena manera de aumentar su motivación como sujeto que aprende.

    Como punto crítico quizás, solo deciros que encuentro a faltar una mayor dedicación a la idea constructivista de que es esencial partir de los conocimientos previos de los alumnos y de sus propias experiencias. De esta manera, podrán relacionar los contenidos nuevos con lo que ya saben y se incrementará así la asimilación de las nuevas ideas.


    Y por último, y como "guinda del pastel", la síntesis, concretada en vuestra frase: el factor clave no es corregir la respuesta, sino identificar las dificultades. Ese es, en mi opinión, el gran muro que vamos a tener que escalar, el cambio conceptual entre el mero análisis dicotómico, casi de lenguaje binario, robótico (0 o 1, correcto o incorrecto) y un análisis en profundidad, serio, de cómo se ha desarrollado la captación de conocimiento en todas sus complejas vertientes. Ese es el clavo al cual, como docentes, nos hemos de especializar en golpear, una y otra vez.

    ENRIQUE LACAMBRA ARROM

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